DEJAME QUE TE CUENTE

Narrar es guerrilla contra el olvido, ese que sin duda seremos. Solo la Medicina y las narraciones pueden tolerar la certeza de que ninguna historia humana acaba bien. Así que, mientras nos fingimos inmortales, pasa... y cuéntanos, disfruta escuchando las historias de los otros, que podrían ser las nuestras... porque el sufrimiento nos hace iguales, hasta llegar a Ítaca.

domingo, 30 de diciembre de 2012

PODRÁN DESTRUIRNOS PERO NO DERROTARNOS










 

Este año que se acaba me deja algo más que mal sabor de boca. No sé de qué manera he colaborado en la crisis por ir a trabajar todos los días a un servicio -aún- público esencial del que me siento especialmente orgullosa: la sanidad pública (en el ámbito de la atención cercana y de proximidad que llamamos "primaria"). Solo he faltado un día por enfermedad (una gastroenteritis que me contagió una paciente y por la que casi me descuentan el sueldo...); he dedicado más de seis horas diarias a atender a las personas que han acudido a la consulta con sus problemas físicos y emocionales, sus crisis familiares y el temor a la muerte dolorosa o solitaria; después he visitado a muchos ancianos en sus casas y he acompañado a morir a varias personas que decidieron dejarme entrar en la intimidad de sus últimos días; he hecho curos online de reciclaje desde casa porque en la consulta no tenemos un minuto libre; he ido a algún congreso (por supuesto pagado de mi bolsillo) y he intentado colaborar en la formación de los médicos reisdentes de medicina de familia; he podido compartir los desvelos de otros en el comité de ética del área... en fin, ni más ni menos que lo mismo que han estado haciendo mis compañeros, médicos de personas comprometidos con ellas. Y parece ser que somos culpables, negligentes y malversadores de los dineros públicos. Culpables de la crisis y mentirosos.
Entonces llegaron ellos, los políticos de turno que dijeron que ya no teníamos que seguir atendiendo a todas las personas que antes atendíamos (ante lo que algunos propusimos la objeción/desobediencia civil); que había que disuadir a los pensionistas (por lo que se ve también culpables de la crisis por tener en casa dos cajas de paracetamol) de que pidieran tantas recetas; que había que negar a los pacientes que toman opiáceos (por enfermedades en fase terminal o por dolor crónico) el uso de laxantes; y que, como esto no sería suficiente, mejor le concedemos el beneficio del esfuerzo de todos a unos cuantos empresarios que van a empezar a poner precio a nuestra salud y hacer con ella negocio.

 

La Tierra Oscura ha extendido su manto de desolación, y el poder del brillo del oro nos ha dejado en tinieblas. Buscamos la luz, entre todos. Sumamos gritos, cacerolas, pancartas, villancicos y dijimos que NO, que LA SALUD NO ES UN NEGOCIO, que tiene VALOR y NO PRECIO, y nos vestimos de blanco y seguimos sumando hasta formar una hermosa MAREA BLANCA que ha pedido cordura y prudencia ante la barbarie de la codicia. Como no hay peor sordo que quien no quiere oir, la soberbia y el desprecio de los políticos -que se alegran de la dimisión masiva de los responsables de que las cosas salgan adelante- han mantenido su plan privatizador. No sé si son buenos o malos tiempos para la ética. Lo que sé es que no debemos consentir este atentado a la justicia social más básica, una serie de decisiones (políticas e ideológicas) que solo tratan de obtener beneficios económicos para unos pocos a costa del esfuerzo de muchos. 

En esta España de pandereta somos capaces de concederle el premio Príncipe de Asturias de Ciencias SocialesMartha Nussbaum y su teoría de las capacidades (que defiende una serie de capacidades básicas que los gobiernos deberían garantizar a todas las personas para considerar que su vida tiene un mínimo de dignidad, una propuesta de desarrollo humano no basada en términos de desarrollo económico (PIB) sino en lo que las personas pueden llegar a ser y hacer, y que por supuesto incluye la salud como una de las cuestiones básicas) haciendo a la vez oidos sordos a sus propuestas. ¿Se habrán leído sus libros?

Así que tendremos que mantener nuestro plan opositor, porque como decía Santiago, el protagonista de El viejo y el Mar, podrán destruirnos pero no derrotarnos

sábado, 15 de diciembre de 2012

SALUD ENTRE LA BASURA

El poder saludable de la música puede nacer incluso de la basura
Música reciclada para reciclar la vida


sábado, 1 de diciembre de 2012

Seguimos queriendo ser médicos de familia

             Si no llegamos, pues de puntillas
             Si nos caemos, pues nos levantamos
             En medio de este mar, de esta MAREA BLANCA  
                         SEGUIREMOS
             pensando
             soñando
             somos gotas sobre olas flotando
             no somos tropas ni soldados
             somos médicos de famila
             porque nos sobran los motivos
             porque los sueños cambian el destino de los hombres



sábado, 24 de noviembre de 2012

25 NOVIEMBRE, DIA MUNDIAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO




Tú puedes ser la próxima

Médicas, azafatas, abogadas, amas de casa, actrices, secretarias, celadoras, locutoras de radio, ministras… La violencia de género no tiene un “nicho ecológico” definido sobre el que imponer su demoledor dominio. Tristemente podemos decir que la violencia de género es “cosa de todas”.
Por eso, si yo fuera una mujer maltratada, o por si llego a serlo, me gustaría pensar que el sistema sanitario español está preparado para atenderme. No sólo si llego a urgencias con un pómulo roto. Los profesionales saben bien suturar, pero ¿con qué hilo se cosen las heridas del alma? ¿cuánto tardan en cicatrizar? Detrás de cada agresión física hay un infierno previo, sin grandes llamaradas, oculto, sutil, perverso, confinado a la intimidad de una relación asfixiante y humillante, envuelta en una tela de araña que no es fácilmente reconocible ni para la mujer que la sufre ni para los profesionales que la atienden. Ya sé que es difícil, pero me gustaría pensar que estos profesionales tendrán suficientes conocimientos y habilidades, y una actitud de escucha reflexiva, empática y atenta, que les impida ser maleficentes. Si me siento sola y desnuda, en medio de una tormenta de nieve en Siberia, descalza, con los pies congelados…. no me gustaría ver en la mirada del médico que me atiende algo así como un reproche: “no sé por que no coges un abrigo y te vas”. A este bienintencionado profesional le diría: ¿a dónde? ¿cómo? ¿dónde llevo a mis hijos?¿dónde meto el miedo?. Si te pido que no des parte al juez, no te ofendas, no quiero meterte en líos, pero tampoco quiero que me metas tú. Me dan miedo las decisiones “en escopetazo”, las mías y las tuyas. Si pudieras acogerme sin juzgarme… porque las mujeres maltratadas no somos ni cobardes ni masoquistas, somos víctimas de un proceso de destrucción sistemática de nuestra integridad psicológica y a veces física, víctimas del silencio social que envuelve la violencia como algo “normal” – “todas las parejas tienen diferencias” -, víctimas del desconocimiento del ciclo de la violencia y del perfil del maltratador, que a lo mejor es ese paciente de tu cupo, culto, encantador, que no es alcohólico… vamos, imposible….
Que las leyes son importantes lo sé desde hace tiempo, pero también sé que no resuelven todos los problemas. He confiado en ti otras veces, y me gustaría encontrar en ti a un profesional que sepa guardar silencio (como decía Tambor, el conejito amigo de Bambi: “si al hablar no has de agradar es mejor callar”), que aguante el temblor de mi barbilla sin darme una palmadita en la espalda (“venga, mujer, no será para tanto…”), que me de el tiempo que necesito mientras retuerzo un pañuelo, con la mirada perdida y los labios apretados porque no encuentro las palabras que nombren lo innombrable, que entienda que para salir de un pozo enfangado hace falta algo más que voluntad, que reconozca el ovillo que me enreda y envuelve… y, si puede, me ayude a tirar del hilo, y si no puede, me ayude a encontrar el sitio donde puedan hacerlo… ese ovillo que me asfixia, me ciega, no me deja pensar ni sentir nada más allá del miedo y la desesperación…

¿Serás así tú, el médico que me atienda? 
¿Seré así yo, que soy mujer y médica de familia? 
¿Seré yo la próxima víctima?



Teléfono Contra los Malos Tratos
012 Mujer o 016
900116016 para personas con diversidad auditiva y/o del habla

viernes, 16 de noviembre de 2012

A vueltas con la autonomía

La Fundación de Ciencias de la Salud ha querido dedicar uno de sus ateneos a un tema que nunca pierde actualidad: la autonomía moral, que podéis ver desde aquí 

miércoles, 31 de octubre de 2012

6 MINUTOS

Decía la canción que "la vida es eterna en cinco minutos" y el tango que "veinte años no es nada"

¿Cuánto tiempo necesitamos para acoger a un paciente, dejarle que exprese sus miedos, desbrozar la incertidumbre, compartir las decisiones a tomar y generar confianza?

Por lo que dicen estos queridos compañeros, SEIS MINUTOS no son mucho, pero pueden encerrar el universo


Ya lo decía el dr Sachs...


sábado, 9 de junio de 2012

CONFESIONES DE UN MÉDICO. Un ensayo filosófico
Alfred Tauber (Traducción de Antonio Casado da Rocha)

Madrid, Triacastela 2011. ISBN 9788495840608