El cine es espejo de la vida. Reflejado en él, vemos los personajes, sus conflictos, los cambios que sufren, de un modo verosímil para que el espectador pueda reconocerse (afin o ajeno) en las historias que ve en la pantalla.
Hoy me atrevo a recomendar dos películas que hablan sobre la vida y cómo afrontar los cambios, sutiles o drásticos, que acompañan a cualquier ser humano
Boyhood es un proyecto casi irrealizable del director Richard Linklater, que ya nos ha emocionado anteriormente con propuestas arriesgadas al menos en cuanto al manejo del tiempo (su famosa trilogía antes de...)
Ahora acompañamos a un niño en su viaje hacia la madurez, del que se nos muestran algunos retazos significativos para poder entender su evolución y cómo se va construyendo su identidad. Centrada en lo cotidiano, sin grandes dramas pero con muchos conflictos vitales, la película nos permite recorrer de nuevo caminos ya transitados por cada espectador.
Las vidas de Grace es una película marcada por las experiencias del director, en la que se nos desvelan algunas situaciones dramáticas en la vida de unos jóvenes tremendamente vulnerables que viven en un centro de acogida.
Una historia sobre sanadores heridos que no te puedes perder
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