"Existe
una felicidad libre de euforia,
una felicidad
sostenida de días que suceden
sin sucederse, libres
de vértigo también.
Una felicidad que no atrae
la atención de los dioses porque apenas
es. Los que la transitan,
paso a paso, no notan el camino.
Una felicidad sin entusiasmo,
sin acontecimientos. El amor,
como el Sol en la fronda, se difunde
humildemente. Esos días los sueños significa
dormir más que soñar. En sus dominios
nunca hay que levantarse a medianoche
para limpiar las sábanas de arena,
porque no ha habido playa,
ni combate. Mas sí serenidad,
de otra manera,
como lo que perdura. Y no es inercia
ni llama, no hay herida,
y no ciega la espada al mensajero.
Últimamente pienso mucho en esto.
No sé si la he tenido, no recuerdo.
He encontrado dos líneas en que pido
una felicidad libre de euforia,
y si no la he tenido, me pregunto
por qué sé describir tan justamente
ese país en el que nunca he estado."
Juan Antonio González-Iglesias
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