La última historia de Isabel Coixet, Nadie quiere la noche, nos envuelve en frío, en soledad paulatinamente compartida, en movimientos éticos y en compromisos difíciles de mantener
Una interesante reflexión sobre el valor del acompañamiento
Una interpretación magnífica de dos mujeres al borde de sus propias biografías: Juliette Binoche y Rinko Kikuchi