Me habían invitado a una Jornada de Bioética en Pediatría, con amigos y compañeros entrañables. Si he de ser sincera, las reuniones de bioética suelen ser "algo grises", tratando temas tan sesudos y complejos que dejan muy poco espacio a la alegría (bueno, no siempre...). Pero el sábado no fue ni mucho menos un día gris ni plomizo ni aburrido. Luz, energía, entusiasmo, vitalidad llenaron el salón de actos del Hospital Gregorio Marañón. La culpa (sí, sí, la "culpa") no fué del cha-cha-chá, sino de la sonrisa de Lary, una sirena... mejor dicho, una SIRENA realmente especial.
Además de lanzarnos besos redondos y sin fondo nos enseñó, como bien decía Gabo, que "es la vida más que la muerte la que no tiene límites"
Con ella aprendimos que no es lo mismo superación que adaptación, que "justamente lo que no tienes es lo que te empuja a llegar a ser aquello que estás llamado a ser", y que "quien tiene una FAMILIA, tiene un tesoro".
Aprendizaje vital y emocional.
Disfrute intenso de su presencia y por supuesto de su sonrisa
Un regalo, redondo y sin fondo
Para saber un poco más de Lary puedes ver esta entrevista de Para todos la 2
o leer la historia del comienzo de su "andadura" en la vida en su libro